Existe un vicio bastante maligno entre los padres deportistas: tratar de que sus hijos primero les emulen y posteriormente les superen; el triatlón no es la excepción.
Si un padre sueña con que su hijo se desarrolle en el triatlón, debe ser muy consciente de que hay unas pautas a cumplir y que este no es un deporte sencillo. Si bien hasta hace unos años lo normal es haber practicado en la juventud una de las tres disciplinas, pero ahora nos encontramos con triatletas que ya comienzan desde jóvenes a practicar triatlón, con tiempos realmente espectaculares, tanto en los tres segmentos como en algo
tan inherente al triatlón como son las transiciones.
Para lograr un mejor desarrollo habría que tener en cuenta una serie de
puntos:
El entrenamiento con niños ha de entenderse como un entrenamiento preparatorio que sirva para el posterior desarrollo del futuro, en donde se ofrecen tanto las formas motrices multifuncionales como las específicas del deporte por preparar.
Mediante el ejercicio y siempre desde su vía más lúdica, hay que lograr dejar una gran huella motriz más que un incremento acelerado del rendimiento.
No podemos olvidar que sobresaturando al niño, perderemos al futuro deportista.
Entre los ocho y los diez, es cuando se produce un aumento de la coordinación dinámica general.
Entre los diez y los doce, es cuando comienza a mejorarse la coordinación.
A partir de los doce, se recomienda iniciar la sistematización del entrenamiento (una vez alcanzada la madurez infantil).
No obstante, no hay consenso generalizado: otros autores hablan de los siete
años como edad en la que puede comenzarse a entrenar.
Un buen entrenamiento conlleva que el niño adopte el triatlón como un estilo de vida,
de ahí que tanto padres como entrenadores tengan que trabajar para enfocar positivamente el ambiente de entrenamiento, celebrando las victorias
de otros, fomentando el espíritu de equipo, y apoyando a los compañeros independientemente de los resultados. Todos queremos tener triatletas con éxito, pero primero hemos de procurar tener hijos con un desarrollo natural.
Por otro lado, no hay que olvidar en ningún momento que a un niño no se le
puede entrenar con planes de adultos. Su entrenamiento ha de ser específico, divertido, y sin sobrepasar los límites físicos.
La natación es la disciplina que primero se debe de comenzar a practicar y aprender: es, de las tres, la que más trabajo de coordinación requiere, tiene poco impacto y mejora la capacidad aeróbica.
En el ciclismo, se recomienda una o dos prácticas a la semana:
Una enfocada a detalles técnicos (montaje y desmontaje, aprender a utilizar los cambios correcto, guardar la distancia entre bicicletas e ir en grupo, equilibrio).
Una de rodaje.
Por último, para la carrera a pie:
Dos sesiones serían suficientes- una de resistencia, y otra que combine técnica y fortalecimiento.
Y luego están las transiciones, ya que son lo que más acercan a los chicos al terreno competitivo.
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